Creo que ha llegado el momento de afirmar tranquilamente que la abstención ya no es algo que deba generar mala conciencia a quienes la ejecutan a conciencia. Otra cosa son aquellos que deciden no ir a votar porque les fastidiaría el domingo playero o ‘excursionil’.
Esta mañana escuchaba a un periodista de la radio que reprochaba la posible abstención de un joven entrevistado con el argumento de que "hemos luchado mucho para conseguir el derecho a votar en unas elecciones!!". Mientras comía, he visto un titular de periódico en el que una estudiante universitaria dice que "Si no vas a votar, luego no te puedes quejar". Yo decía lo mismo cuando estaba en la Universidad.
El país con una de las abstenciones más elevada en elecciones, los Estados Unidos, es uno de los países con más mecanismos de participación política actualmente. No es una casualidad que los grupos de presión dispongan de despacho permanente en la sede del Congreso en Washington, por ejemplo.
Empiezo a estar un poco cansado de aquella idea tan simplista de Democracia=Elecciones. Porque, seguro que hay mucha gente que realiza solamente una acto de participación política cuatrianualmente, que le ocupa una media horita, el tiempo de ir de su casa al colegio electoral para introducir su voto a la urna.
¿Tiene esa gente más derecho a quejarse que aquellas personas que participan activamente en la asociación de vecinos, en la asociación cultural que organiza actos lúdicos para el barrio, en las reuniones de una agrupación contra las drogas o contra el cáncer y que, el día de la elecciones, deciden ejercer la abstención porque los políticos no han hecho caso a sus demandas?