La última semana he podido estar en Nueva York. Además de visitar la fiesta de la innovación de la revista Wired – NextFest -, he podido comprobar cómo la ‘ciudad de los rascacielos’, la ‘ciudad que nunca duerme’, también es ‘la ciudad de la innovación’. Tres cosas me lo han demostrado:
1.- Barnes&Noble:
Este ‘supermercado’ de libros, el triple en volumen que la tienda de La Llar del Llibre de Barcelona, permite a sus clientes hojear a cualquier hora y en cualquier sitio cualquier libro que se les antoje. Es decir, pude ver a un ejecutivo trajado, con gemelos dorados en la camisa incluidos, sentado en el suelo y apoyado en la estantería leyendo un lbro sobre budismo. A pocos metros había un joven profesor universitario, sentado también en el suelo, tomando notas de un libro de informática. Y así, una veintena más por toda la tienda. En la FNAC hay una zona de lectura, pero no sé si solamente se pueden leer los libros que están al alcance en esa zona. Lo que es cierto es que, si a uno se le ocurre, por ejemplo, hojear el periódico en un kiosko, el tendero no tardará ni medio segundo en acercarse para auyentar al posible cliente, en lugar de pensar que el permitir hojear la prensa es una forma de dar satisfacción a un potencial cliente.
2.- ShopCaravan:
Sorpresa cuando, circulando por la noche en la zona más chic de Nueva York, nos encontramos una caravana de unos seis metros en la que sonaba música disco. Al ver la puerta de entrada nos dimos cuenta de que era una tienda móvil de ropa cara. Es decir, con permisos previos, esta caravana se sitúa en los puntos neurálgicos de la ciudad por la noche para, aprovechando la predisposición al despilfarro de los neoyorkinos -tanto por su nivel adquisitivo como por el consumo impulsivo que genera alguna copa de más-, ‘hacer el agosto’.
3.- Open House New York:
Iniciativa para poder realizar tours arquitectónicos en Nueva York. La originalidad de la idea es que en alguos casos se pueden visitar casas particulares por tener características específicas. En dichas visitas el guia es un experto en el tema o, si son de reciente construcción, las explicaciones las da el mismo arquitecto o diseñador.
Por cierto, la fotografía que pongo es también de algo innovador, pero nada recomendable para el trabajador. Normalmente, los neoyorkinos -y ocurre también en muchas zonas europeas- comen sin parar de trabajar. La marca de comidas a domicilio que muestra la foto anuncia, como podéis ver, que ‘ahora nos acercamos también a las oficinas’. No digo que uno deba parar 2 horas para comer, como ocurre en España, pero tampoco que no pueda descansar ni 45 minutos!!