31 Oct 2008 | 7:36 pm | Autor: Roc Fages
…de los Estados Unidos-Reagan
El ultraliberalismo iniciado por el tándem Reagan-Thatcher parece que ya no está de moda. ¿Las consecuencias?. El programa electoral del posible ganador de las próximas elecciones norteamericanas, Barack Obama, le da al Estado un papel impensable en la administración Bush. La Unión Europea quiere dejar de pensar en ‘ideales’ y actuar solamente para defender sus intereses: los Estados miembro fuertes de la UE, capitaneadas por Francia, quieren estar ‘in situ’ en los poderes de decisión supranacionales que se crearían si se ratifica finalmente el nuevo Tratado de Lisboa.
Centrándome en Europa, he escuchado tres frases interesantes de un alto representante de un potente Estado europeo:
– "Si Europa no defiende sus intereses comerciales frente a los otros competidores, perdremos esta batalla"
-"Es igual de importante que los viejos estados naciones encuentren en el modelo europeo un proceso de abandono de la soberanía nacional, pero tambien esto quiere decir que una construcción europea por sí sola no es suficiente si los cudadanos no tienen la percepción que esto sirve para algo"
– "La UE defendia un modelo ideal, de Adam Smith, de ideas sin defender nuestros intereses o nuestros puestos de trabajo"
Digo que son interesantes porque, por un lado, desprenden la necesidad de que el Estado vuelva a coger al toro por los cuernos y, por el otro, no se olvida de la importancia del concepto de ciudadanía europea, de que Europa, la UE, es importante que pueda participar en los foros internacionales de decisión para defender sus intereses, de que cuando se sienten los principales centros geostratégicos de poder a hablar de la crisis global, Europa esté con voz propia.
El tema es que esta Europa con voz única que se quiere conseguir parece querer cambiar el medio para conseguirlo: aquella Europa que se quería construir con cesión de poder a organismos supranacionales -del Tratado de Niza al intento de Nueva Constitución Europea- se sustituye por una Europa basada en la que los fuertes ‘cortan el bacalao’ y los que no lo son tanto o que acaban de entrar se van incorporando a despacio para que acaben cortando ese bacalao. Es la hora de la Europa de las dos velocidades. Y el último Tratado, el de Lisboa, el que suple a esa Nueva Constitución, no es el de las dos velocidades. ¿Qué hacemos si se acaba ratificando? Pregunta abierta…a ver quién la responde.